Un placebo funciona mejor cuando es caro

Las expectativas sobre un medicamento influyen en su eficacia

Los primeros estudios sobre el efecto placebo comenzaron en la II Guerra Mundial de la mano del Dr. Beecher cuando administró inocuas soluciones salinas en los hospitales de campaña y observó que producían el mismo efecto en los pacientes que la morfina. El Dr. Beecher quien en una situación desesperada aplicó, fortuitamente, agua salada a un soldado con heridas muy graves y pudo observar que tenía el mismo efecto que los más poderosos analgésicos de todo el arsenal médico.

Desde entonces se han realizado gran cantidad de estudios a cual mas controvertido respecto a como es posible que la esperanza de curación en muchos casos es mas determinante que las propiedades curativas de la medicina o tratamiento administrado.

En este sentido un reciente estudio de Alberto J. Espay, investigador en neurología de la Universidad de Cincinnati (EE UU) indica que las expectativas sobre el medicamento desempeña un papel importante en la eficacia del mismo,

La investigación se llevó a cabo en 12 pacientes con enfermedad de Parkinson administrando a cada uno de ellos dos dosis de placebo ­(una solución salina) e indicándoles que se trataba de dos medicamentos diferentes pero con la misma efectividad. Les indicaron que el precio uno era de 90€ y el otro de 1.300€. Antes y después de cada toma, los pacientes pasaron varias pruebas para medir sus habilidades motoras y se sometieron a escáneres para medir la actividad cerebral.

Cuando se les administraba el fármaco «caro», los pacientes mejoraron en un 28% sus habilidades motoras respecto a cuando tomaban el «barato». Este efecto fue particularmente notable cuando el medicamento «caro» era administrado en primer lugar. Los resultados de la resonancia magnética también mostraron una diferencia a favor del medicamento «caro».

Cuando informaron a los pacientes de la naturaleza del estudio, se mostraron asombrados por las grandes diferencias que habían notado de un tratamiento a otro. Las personas que admitieron tener mayores expectativas con el fármaco «caro» fueron las que experimentaron una mejoría mayor. Y al contrario, aquellos a los que no consideraban el precio determinante percibieron menores diferencias.

Según Espay deberíamos aprovechar la respuesta placebo para mejorar los beneficios de los tratamiento, lo que permitiría reducir las dosis y por tanto los efectos secundarios. Más información…

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